En una época en que las mujeres apenas podían levantar la voz en público, Juana Manso habló fuerte y claro. Fue educadora, periodista, escritora, y por, sobre todo, una pionera del feminismo en América Latina. Nacida en Buenos Aires, el 26 de junio de 1819, su vida fue una declaración constante a favor de la educación, la libertad y la igualdad de derechos, mucho antes de que esas palabras fueran comunes en boca de mujeres.
Una mujer que no aceptó su “lugar”
En pleno siglo XIX, el destino de una mujer parecía estar marcado de antemano: casarse, obedecer y criar hijos. Juana Manso rompió ese molde. Viajó, estudió, escribió, fundó escuelas y publicó periódicos. Incluso vivió en el exilio durante varios años, algo impensado para una mujer de su tiempo. Pero lo más valiente fue que nunca dejó de decir lo que pensaba, aunque le costara burlas, rechazo y soledad.
Educación para emancipar
Juana estaba convencida de que la educación era la herramienta fundamental para transformar la sociedad. Creía que, sin acceso al conocimiento, las mujeres seguirían siendo dependientes y silenciadas. Por eso, fundó escuelas mixtas, impulsó la formación docente y luchó por métodos de enseñanza más modernos, inspirados en lo que había visto en Brasil, Cuba y Estados Unidos.
Una pluma feminista
Además de maestra, Juana fue escritora y periodista. Fundó el “Álbum de Señoritas”, una revista que no solo trataba temas de cultura y educación, sino que también abría debates sobre los derechos civiles de las mujeres, la igualdad con los hombres y el rol femenino en la vida pública. Para muchos, era una “loca peligrosa”. Para otras (y para la historia), fue una adelantada.
Aliada de Sarmiento, incomprendida por muchos
Colaboró estrechamente con Domingo Faustino Sarmiento, quien la valoraba por su inteligencia y capacidad. Sin embargo, muchos de sus contemporáneos —hombres y mujeres— no estaban listos para sus ideas. Juana pagó con aislamiento y hostilidad el precio de decir lo que nadie quería escuchar: que las mujeres también eran personas completas, con derechos, opinión y capacidad.
Un legado que merece voz
Juana Manso murió en 1875, y durante décadas fue injustamente olvidada. Hoy, sin embargo, su legado vuelve a cobrar fuerza. No solo como precursora del feminismo, sino como una mujer valiente que enfrentó los prejuicios de su época con inteligencia, convicción y una fe inquebrantable en la educación.
Juana fue, sin duda, la primera en levantar la voz por nosotras. Y por eso, nunca deberíamos dejar de escucharla.